Un conjunto de factores, a menudo mezclados:
- Tendencia genética: algunas familias se ven más afectadas.
- Sobrepeso: cada kilo de más aumenta la carga sobre la articulación.
- Ocupaciones físicas o deportes repetitivos: trabajos pesados o movimientos repetitivos aumentan el desgaste.
- Historial de lesiones (fracturas, luxaciones) o enfermedades articulares como poliartritis.
Señales que deberían advertirte
- Rigidez matutina que aumenta con el movimiento.
- Dolor de cadera al caminar, subir escaleras o levantarse.
- Dificultad para calzarse los zapatos, agacharse.
- Sensación de roce o crujido en la articulación.
- Dolores referidos a la ingle, muslo o rodilla.
- Fatiga muscular, problemas de equilibrio, dolor nocturno o sensación de calor en la cadera.