Prepara la poción: licua la maicena y la leche en un tazón pequeño hasta que se forme una pasta suave. Si es necesario, modifica la consistencia con un poco de agua.
Aplicar con cuidado suave: Extienda la mezcla sobre el rostro limpio con movimientos circulares suaves, evitando el área sensible de los ojos.
Tiempo para relajarse: deje que la mascarilla haga su magia durante 15 a 20 minutos: un momento excelente para relajarse con una taza de té o una lectura interesante.
Revela y Regocíjate: Enjuaga la mascarilla con agua tibia, seca suavemente tu piel y completa el ritual con tu humectante preferido.
Dándole la bienvenida a tu brillo
La incorporación de esta mascarilla de leche y maicena a su rutina de cuidado de la piel puede disminuir gradualmente las líneas finas e impartir una textura de piel más firme y rejuvenecida. Esta mascarilla es un testimonio de los beneficios de belleza duraderos de los ingredientes naturales y fáciles de obtener.
Antes de aventurarse en una costosa juerga de cuidado de la piel, recuerde que los secretos antienvejecimiento más transformadores podrían estar escondidos en su cocina. ¡Por un regreso a la simplicidad y la alegría de revelar una tez renovada y radiante!
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