El éxito académico sin estabilidad emocional es una victoria frágil:
Es posible que los niños tengan éxito académico y salud emocional, pero eso solo ocurre cuando se fomenta el bienestar mental. Lo cierto es que una mente fuerte aprende mejor. Un niño que se siente seguro y apoyado tiene más probabilidades de tener un buen rendimiento escolar, no por miedo al castigo, sino porque se siente seguro, descansado y comprendido.
Salud mental a largo plazo = resiliencia de por vida:
La salud mental no se trata solo de este semestre; se trata de desarrollar hábitos que acompañarán a tu hijo en la edad adulta. Si priorizamos el bienestar mental ahora, crecerán sabiendo cómo establecer límites, gestionar los contratiempos y recuperarse del fracaso. Esa es la verdadera victoria. Eso es lo que perdura.
Entonces, ¿qué puedes hacer hoy?
Empieza por mostrarles un amor que no esté ligado al rendimiento. Sé su defensor. Sé su espacio seguro. Recuérdales que su valor reside en quiénes son, no en lo que producen.
En lugar de preguntar: “¿Qué puntuación obtuviste en ese examen?”, pregunte: “¿Cómo te sientes en la escuela esta semana?”.
En lugar de decir: “Tienes que estudiar más”, intenta decir: “Estoy aquí si alguna vez te sientes abrumado”.
Pequeños cambios. Gran impacto.
Reflexiones finales:
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