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Preservando la generosidad de la naturaleza: cómo preparar mermelada de frutas silvestres para un desayuno nutritivo y sabroso

5 – Opcional: Agregue pectina o corazones de manzana: Si prefiere una mermelada más firme o si sus frutas tienen poco contenido de pectina natural, considere agregar pectina en polvo comercial o un par de corazones de manzana a la mezcla de cocción. La pectina ayuda a que la mermelada se gelifique y se fije correctamente, asegurando una consistencia suave y untable.
6 – Esterilice sus frascos: Mientras se cocina la mermelada, prepare sus frascos lavándolos en agua caliente con jabón y esterilizándolos en un baño de agua caliente o en un lavavajillas. Este paso asegura que sus frascos estén limpios y libres de bacterias que puedan estropear la mermelada.
7 – Llene y selle sus frascos: una vez que la mermelada alcance la consistencia deseada, viértala con cuidado en los frascos preparados, dejando una pequeña cantidad de espacio en la parte superior para permitir la expansión durante el almacenamiento. Limpie los bordes de los frascos con un paño húmedo y luego séllelos herméticamente con tapas y anillos.
8 – Almacene y disfrute: Deje que su mermelada de frutas silvestres se enfríe completamente a temperatura ambiente antes de transferirla al refrigerador o a la despensa para guardarla. Los frascos correctamente sellados se pueden almacenar en un lugar fresco y oscuro hasta por un año, ¡aunque dudamos que dure tanto tiempo una vez que lo pruebes!
La mermelada casera de frutas silvestres es un verdadero sabor de la temporada: cada frasco captura la esencia de la generosidad del verano en una crema deliciosamente dulce y picante. Ya sea untada sobre tostadas, mezclada con yogur o rociada sobre panqueques, esta nutritiva mermelada agrega una explosión de sabor a su desayuno y un toque de calidez a su alma. Además, saber que has creado algo desde cero con tus propias manos hace que cada bocado sea mucho más dulce.

Hacer mermelada de frutas silvestres no se trata sólo de conservar frutas: se trata de preservar recuerdos, conectarse con la naturaleza y nutrir el cuerpo y el alma. Así que toma tu canasta, sal al aire libre y comienza a cosechar esas frutas silvestres. Con un poco de tiempo, paciencia y amor, pronto disfrutarás de las dulces recompensas de tu trabajo: un frasco de mermelada casera a la vez.

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