Perdiendo gradualmente el sentido de uno mismo
Con el tiempo, su identidad se reduce a “la abuela que ayuda” o “la madre que cuida a los niños”, borrando su historia personal, sus talentos y sus logros. Este rol de ayuda constante disminuye su autoestima y puede perjudicar profundamente su bienestar emocional.
En muchas familias, esta dinámica se vuelve tan rutinaria que pasa desapercibida. La persona mayor deja de vivir su propia vida y, en cambio, vive únicamente para servir a los demás.
Encontrar el coraje para recuperar una vida
Para Geralda, todo cambió tras una simple llamada de un antiguo colega, quien le recordó su valor, sus contribuciones y su impacto. Ese momento reavivó su deseo de vivir con dignidad.
Alquiló un pequeño apartamento, recuperando su propio espacio, su tranquilidad, su cocina y su rutina. Volvió a dar clases, volvió a caminar, se reencontró con sus amigos y viajó. Se sintió viva de nuevo.
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