Circulación más lenta:
La circulación sanguínea también tiende a disminuir con la edad, lo que puede contribuir a cambios en la apariencia de las venas. La reducción de la actividad física, los cambios en la presión arterial e incluso los cambios hormonales pueden influir en la eficiencia con la que la sangre circula por las venas. Cuando la circulación es lenta, las venas pueden dilatarse o congestionarse, haciéndolas más oscuras y visibles.
Factores genéticos y de estilo de vida:
Si bien el envejecimiento es un proceso universal, no todos experimentan las venas visibles de la misma manera. La genética juega un papel importante. Si tus padres tuvieron venas prominentes al envejecer, es probable que tú también las tengas. Además, ciertos factores del estilo de vida, como fumar, la exposición al sol, la falta de hidratación o no usar protector solar, pueden acelerar el adelgazamiento de la piel y la visibilidad de las venas.
El ejercicio también influye. Las personas activas, especialmente aquellas con baja grasa corporal o que entrenan con pesas, suelen tener venas más prominentes, independientemente de la edad. A medida que aumenta la masa muscular y disminuye la grasa, las venas se acercan naturalmente a la superficie de la piel.
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