Ajo: El antiguo sanador en un bulbo.
El ajo se ha utilizado durante siglos como alimento y medicina. Contiene compuestos de azufre como la alicina, que le confieren su aroma distintivo y sus potentes beneficios para la salud. Se ha demostrado que estos compuestos favorecen la salud cardíaca, reducen la presión arterial, el colesterol e incluso ayudan a combatir infecciones. El ajo también es un desintoxicante natural, que ayuda al hígado a eliminar toxinas con mayor eficacia.
Al consumirse crudo, el ajo fortalece el sistema inmunitario y favorece una mejor circulación sanguínea, oxigenando el cuerpo y facilitando que los nutrientes lleguen a cada célula. En la medicina tradicional, el ajo suele considerarse un alimento “caliente”: estimula la circulación, mejora el metabolismo y fortalece la vitalidad. Aunque su sabor es picante, al usarse en pequeñas cantidades en una mezcla dulce como esta, la intensidad del ajo se equilibra con los sabores más suaves del plátano y los dátiles.
Dátiles: El dulce superalimento del desierto.
Los dátiles son ricos en azúcares naturales, fibra dietética, hierro, magnesio y una larga lista de antioxidantes, incluyendo flavonoides y carotenoides. Se utilizan en muchas culturas durante los períodos de ayuno porque restauran rápidamente la energía, previenen la fatiga y favorecen la digestión. Su alto contenido de hierro ayuda a combatir la anemia y a la formación de glóbulos rojos, mientras que el magnesio favorece la relajación muscular y la función nerviosa.
A diferencia de los azúcares procesados que disparan los niveles de azúcar en la sangre y te dejan sin energía, los azúcares de los dátiles se combinan con fibra y micronutrientes, lo que los convierte en una fuente de energía limpia que también favorece la salud intestinal. Al mezclarlos con plátano y ajo, los dátiles aportan cuerpo a la mezcla y un sabor naturalmente dulce, similar al caramelo, que disimula el picante del ajo.
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