Si bien se ha vinculado el consumo moderado de alcohol (en especial, vino tinto) con posibles beneficios para el corazón, el consumo excesivo es claramente perjudicial.
El exceso de alcohol aumenta la presión arterial, debilita el músculo cardíaco, fomenta la acumulación de placa en las arterias y aumenta el riesgo de arritmias, accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas relacionadas con el alcohol.
También dificulta la absorción de nutrientes (especialmente las vitaminas B, zinc, magnesio y vitamina C), contribuye a la inflamación, al intestino permeable e incluso puede aumentar el riesgo de cáncer.
Mantener un consumo moderado —hasta una bebida al día para las mujeres y dos para los hombres— es fundamental. Beber en exceso, incluso una vez a la semana, puede ser tan perjudicial como el consumo excesivo habitual.
3. Jugos de frutas
Muchos piensan que el jugo de fruta es una opción saludable, pero la mayoría de los jugos comerciales no tienen fibra y están cargados de azúcares naturales que aumentan los niveles de azúcar en la sangre.
Incluso los jugos 100% de fruta, como el jugo de naranja, carecen del perfil nutricional completo de las frutas enteras.
Si te gusta el jugo, es mejor comer la fruta entera o, si la haces jugo, intenta incluir la piel y la pulpa para retener más fibra y reducir la absorción de azúcar.
4. Bebidas con alto contenido de cafeína
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