En algunas tradiciones antiguas, un simple roce de la mano bastaba para sugerir interés romántico. No hacían falta grandes discursos: un toque sutil, casi imperceptible, marcaba la diferencia. Rozar suavemente la palma de la mano podría ser, por lo tanto, la réplica moderna de estos refinados rituales de coqueteo. Es casi como si el hombre intentara decir: «Estoy interesado en ti», sin decir una palabra. Tocar, ¿verdad?
Cuando el gesto crea conexión

La palma de la mano es una de las zonas más sensibles del cuerpo. Tocarla puede crear una sensación de cercanía y calidez. Cuando un hombre te roza suavemente la palma , puede ser una forma de crear una conexión emocional. Este pequeño toque puede transmitir una necesidad de intimidad, un deseo de estar más cerca o simplemente una forma de decir: “Me siento bien contigo “. Es suave, sutil, pero lleno de significado.
¿Un toque de superstición?
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