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Sin causa aparente : No has bajado de peso ni cambiado tu rutina, y aun así… ¿se te marcan las venas de repente? Vale la pena una revisión rápida.
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Dolor, calor o hinchazón : Estos signos pueden indicar inflamación o mala circulación. En casos raros, incluso pueden indicar flebitis, que debe revisarse de inmediato .
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Venas duras o tortuosas : si adoptan un aspecto similar a una cuerda, esto puede ser un signo de várices o tromboflebitis superficial (un pequeño coágulo en la superficie).
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Cambios en la piel alrededor : Picazón, coloración extraña, pequeñas llagas… esto puede indicar insuficiencia venosa crónica .
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Venas visibles en el pecho o el estómago : Esto es poco frecuente, pero si ocurre sin motivo aparente, conviene revisarlo. Algunas afecciones internas, como la enfermedad hepática , pueden manifestarse de esta forma.
El reflejo correcto: escuchar a tu cuerpo, sin dramatizar

Seamos claros: en la gran mayoría de los casos , las venas visibles no son peligrosas ni preocupantes. Pero si aparecen con otros síntomas (fatiga, hinchazón, dolor, etc.), lo mejor es consultar con un profesional de la salud . A veces, una simple exploración basta para tranquilizarse.
Y si solo se trata de una cuestión de estética, debes saber que existen soluciones suaves: cremas que favorecen la circulación , masajes drenantes, medias de sujeción discretas o incluso tratamientos láser en el consultorio si es necesario.
Tu cuerpo te habla: depende de ti escucharlo atentamente… ¡y sin pánico innecesario!
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