Manténgase activo todos los días: Cualquier movimiento es mejor que nada. Caminar regularmente, hacer jardinería o incluso tareas domésticas ligeras marcan la diferencia.
Controle sus afecciones de salud: Consulte con su médico para controlar afecciones como la diabetes o la artritis.
No ignore el dolor de espalda: Aborde los problemas de espalda a tiempo y manténgase activo con los ejercicios adecuados.
Construya un sistema de apoyo: Haga ejercicio con un amigo, únase a una clase o hable con su familia sobre sus objetivos.
Ejercicios sencillos para hacer en casa
Levantarse de una silla: Practique levantarse de una silla y volver a sentarse lentamente. Si le resulta difícil, pruebe con una silla más alta o añada un cojín, y use las manos como apoyo al principio si es necesario.
Zancadas: Dé un paso adelante, flexione ambas rodillas y empuje hacia atrás para ponerse de pie. Apóyese en un mostrador o una silla para mantener el equilibrio si es necesario.
Caminata: Comience con caminatas cortas en terreno llano y aumente gradualmente. Use un bastón o un andador si necesita estabilidad y pruebe con pendientes suaves a medida que gane confianza.
Reflexiones finales
Recuerde que no tiene que aceptar la debilidad en las piernas como algo normal del envejecimiento. Mantenerse activo, buscar apoyo y cuidar su cuerpo y mente le permitirán seguir adelante con confianza durante años. Si no sabe por dónde empezar, contacte con un profesional de la salud o un amigo que le apoye. Su yo del futuro le agradecerá que haya dado esos primeros pasos.
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